W- Waller, Fats
African Ripples
Viper's Drag
(16 de noviembre, 1934)
Thomas Wright "Fats" Waller, uno de los grandes pianistas de la historia del swing y del stride piano, nació en Harlem, Nueva York, el 21 de mayo de 1904 y murió en Kansas City, el 15 de diciembre de 1943.
Según nos cuenta Gioia:
Waller recurrió al amplio abanico de posibilidades que le brindaba Nueva York para afinar sus destrezas. Entre sus maestros se encontraban dos grandes instituciones musicales de la ciudad, el conservatorio Juilliard y James P. Johnson, así como otras muchas situadas entre ambos extremos. Sus primeros lugares de actuación fueron igualmente diversos, lo cual refleja el aplomo con el que Waller era capaz de tocar en todo tipo lugares, desde lo sacro hasta lo profano. Tocaba en servicios religiosos (presididos por su padre, pastor baptista), en el Lincoln Theater de Harlem, donde acompañaba películas mudas al piano, en fiestas de alquiler y cabarets o -literalmente- en cualquier lugar donde hubiese un piano.
Su impecable sonido pianístico y su seguridad técnica podrían incluso haber hecho de él un célebre concertista sinfónico. Pero estas importantes habilidades como instrumentista terminaron siendo eclipsadas por otros talentos suyos. Siendo aún adolescente, Waller inició su carrera como compositor, que daría como fruto un gran número composiciones de éxito, muchas de las cuales se han convertido en "standards" o clásicos del jazz, como "Ain't Misbehavin'", "Honeysuckle Rose", "Black And Blue", "Squeeze Me" y "Jitterbug Waltz", entre otras. Con el paso del tiempo, la capacidad de Waller para la comedia y su atractiva personalidad escénica añadirían fuerza a su carrera, abriéndole todo un abanico de nuevas oportunidades, aunque sólo viviría para hacer realidad algunas de ellas.
La reputación de Waller en el mundo del jazz se basa principalmente en sus bulliciosas actuaciones y grabaciones; estas últimas abarcan unas seiscientas piezas publicadas en una veintena de años. En una euforia incesante, Waller hablaba, cantaba, bromeaba, jaleaba a los miembros de la banda y, casi como una idea de última hora, tocaba el piano. A veces estos discos memorables sonaban más como una fiesta que se estaba saliendo de control que como una sesión de grabación. En realidad se trataba de una música de fiesta destinada a aquellos que habían alcanzado la mayoría de edad bajo la ley seca: en esta época, las veladas de carácter más festivo tenían por definición un carácter ilícito. Waller tuvo la gran habilidad de representar el papel de Falstaff para esta generación, con sus guiños, sus alusiones a la tentación de los bares clandestinos, sus salidas sarcásticas y en general su insinuación de lo inmoral. Cierto es que en el jazz siempre había dominado una estética altanera que celebraba lo eterno en los aspectos más intensos del momento presente (como sólo cabría esperar en una forma de arte basada en la improvisación), pero pocos llevaron este enfoque a su extremo como Fats Waller. Y al público le encantaba. Con su porte cálido y seductor, Waller hacía que sus oyentes se sintieran como los invitados de honor de su fiesta, a quienes abría su mejor botella de vino, confiándoles sólo a ellos sus apartes más ingeniosos y sentándoles en primera fila para oír a la banda.
Aunque la obra de Waller en grupo cautivó al público, su obra como solista al piano, documentada en un puñado de grabaciones y rollos para pianola, sigue constituyendo su expresión más completa como músico de jazz. Las señas de identidad por excelencia del piano de stride -una briosa mano izquierda que alterna notas y acordes de bajo (oom-pah) unida a las figuras sincopadas de la mano derecha- constituyen los componentes básicos de su arte, pero Waller los adereza con un ingenio compositivo que los eleva por encima de sus contemporáneos. La obra Waller en solitario nos da muestra de su omnívoro apetito musical, que tan pronto recurre al blues como a la música clásica (que evoca, por ejemplo, en figuras en el registro superior de "African Ripples"), al boogie-woogie (óigase su ingeniosa interpolación en la primera frase de "Alligator Crawl") o a las raíces que el stride tiene en el ragtime.
En "Viper's Drag" Waller juega con el contraste entre un sombrío tema inicial en tonalidad menor y una rítmica y vivaz sección en modo mayor, un recurso que Ellington también empleó con frecuencia durante este mismo período en la creación de su propia versión del jazz de Harlem.
Al combinar su talento como pianista con su sentido del equilibrio compositivo, las piezas de Waller para piano destacan coma los documentos más desarrollados de la tradición del stride de Harlem.
Fats Waller
Chronological Classics · 1934 -1935
1 - Serenade For A Wealthy Widow
2 - How Can You Face Me?
3 - Sweetie Pie
4 - Mandy
5 - Let's Pretend There's A Moon
6 - You're Not The Only Oyster In The Stew
7 - Honeysuckle Rose
8 - Believe It, Beloved
9 - Dream Man (Make Me Dream Some More)
10 - I'm Growing Fonder Of You
11 - If It Isn't Love
12 - Breakin' The Ice
* 13 - African Ripples *
14 - Clothes Line Ballet
15 - Alligator Crawl
* 16 - Viper's Drag *
17 - I'm A Hundred Percent For You (vocal)
18 - I'm A Hundred Percent For You (instrumental)
19 - Baby Brown (vocal)
20 - Baby Brown (instrumental)
21 - Night Wind
22 - Because Of Once Upon A Time